Al menos 141 instalaciones de reciclado o almacenaje de residuos han ardido desde 2012, y este dato lo sabemos porque un bloguero, Blog Sostenible, se ha tomado la tarea de contabilizarlos. Esos números nos dan una frecuencia superior a 2 incendios mensuales. Si rastreamos la prensa, tan solo en los primeros 8 días de este mes podemos contabilizar cinco incendios, a saber: día 2 Alicante, día 5 Segovia, día 6 Serranillos del Valle (Madrid) día 7 en Siero (Asturias) y el último, día 8, en nuestro municipio.
La frecuencia con que arden este tipo de instalaciones debería de llevar a las autoridades ambientales, cuando menos, a cuestionar su propio trabajo. Si aceptamos la hipótesis de que estos incendios son accidentales, estaríamos ante una actividad de alto riesgo, superior al de las gasolineras u otros almacenes de material combustible. Este alto riesgo debe ser contrarrestado con fuertes medidas de seguridad, como dispositivos antiincendios, extintores, personal especializado, aislamiento de otras instalaciones, medidores de emisiones en el entorno…
Nada de esto ocurre. Y si alguna medida ha sido adoptada, su eficacia ha sido fuertemente cuestionada por la realidad. Es también fácil afirmar, por parte de las autoridades ambientales, que no hay afección a la población por humos tóxicos cuando en las cercanías no hay instalaciones de control de contaminación
Las autoridades deberían investigar a fondo otras posibles hipótesis para descartar una gestión de estas plantas, ya no solo cuestionable técnicamente, sino irregular, por ser suave en la expresión. En países vecinos como Italia la gestión mafiosa de los residuos es conocida y en nuestro país se han dado casos de «gestión» criminal de los mismos, enterrando la basura que debían gestionar en campos de naranjos de La Murada (Orihuela) y Abanilla (Murcia) y en nuestra propia provincia en los 90, Aedenat denunció la existencia de un almacenamiento ilegal de residuos hospitalarios en un antiguo taller de reparación de vehículos en Almodóvar del Río.
El abandono de los envases retornables, la ausencia de políticas que eviten envoltorios con fines exclusivamente comerciales, la prácticamente inexistente política favorecedora de la fácil reparación, la reducción de envases y embalajes, la obsolescencia programada, la falta de políticas preventivas que obliguen a los productores a crear la instalaciones de recuperación y reciclado del producto que ponen en el mercado, la oposición feroz de fabricantes y grandes superficies a políticas de retorno como el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) impulsado por Retorna, están en la línea de aliviar el problema de los residuos en la sociedad del «Usar y tirar».
Los estudios realizados sobre el uso de materiales en nuestro país arrojan, para 2010, la extraordinaria cifra de 26 toneladas de materiales por habitante y año y a escala global algunos estudios científicos nos dicen que movemos 50 toneladas de materiales anuales por cada persona, sumando todas las actividades humanas, estériles de minería, canteras, residuos agroganaderos, etc. Todos estos materiales después de un corto periodo de tiempo terminan convertidos en basura. Tan solo el uso de combustibles fósiles emitió el pasado año 36 gigatoneladas de dióxido de carbono, principal gas responsable del Cambio Climático que estamos sufriendo.
Nuestra sociedad no puede seguir en este camino sin graves consecuencias. O reducimos en cantidades importantes nuestro consumo e introducimos correctamente los criterios de la economía circular o tenemos asegurado un futuro nada halagüeño para nosotros, pero sobre todo para las generaciones venideras.
Pepe Larios
Miembro de Ganemos Córdoba
Puedes leer también el artículo aquí