La ecología política en el centro del cambio local

29 de marzo de 2017 0 Comentarios

La experiencia de Ganemos Córdoba es un avance del papel que puede jugar el espacio verde en los diferentes espacios políticos que se irán construyendo en el horizonte electoral de 2019.

En medio de una crisis de representación sin precedentes y animadas por las experiencias del 15M, nacen en 2015 iniciativas y confluencias con diversos nombres y formas con el objetivo de recuperar las instituciones para la ciudadanía. Nuestra tradición democrática histórica nos dice que los cambios vienen por lo local, lo municipal. Una vez más, así se está demostrando.

Hasta ahora hemos tendido a considerar los espacios y familias ideológicas como compartimentos estancos. Los partidos políticos pactan programas y listas sin explorarse mutuamente y sin superar las estructuras y organizaciones previas, para bien y para mal. Pero eso está cambiando y, más allá de la grandilocuente política estatal (madrileña especialmente), encontramos multitud de pequeñas experiencias en las que florece una política más cooperativa y constructiva. Es el caso de muchas iniciativas municipalistas de confluencia, de las que pueden sacarse algunas reflexiones y aprendizajes, a modo de experimento político.

Mientras a nivel estatal, la familia de la ecología política ha tenido grandes problemas en asentarse y en introducir las cuestiones clave en el discurso hegemónico, en lo local está siendo mucho más fácil. El nacimiento de EQUO estableció una referencia sólida para el mundo verde, pero con poco recorrido electoral en los grandes números. Sin embargo, las experiencias de maridaje y simbiosis de ideas del ámbito municipal han sido una gran experiencia en las que las propuestas verdes no rivalizan, sino que cooperan y suman dotando de una perspectiva diferente a la nueva política.

En algunas de estas iniciativas de confluencia locales, las políticas verdes han conseguido encontrar un lugar más relevante y de mayor influencia. Estas son, principalmente, aquellas en las que se disuelven las formaciones políticas y donde se ponen a trabajar en un programa y una propuesta común las personas que componen los partidos con asociaciones, colectivos y ciudadanía crítica y comprometida.

Es el caso, entre otros, de Ganemos Córdoba. La formación de la agrupación de electores obligó a un trabajo intenso de decisión de formas políticas, programa, e incluso de recogida de avales ciudadanos (más de 7.500, de los 5.000 necesarios). Este esfuerzo fue, además, un proceso galvanizador de ideas y emociones que llevó en menos de un año a obtener unos 18.000 votos y 4 concejales, adelantando a fuerzas políticas con trayectoria histórica en la ciudad. La clave, la cooperación entre diversos.

Su manifiesto, que aspiraba a devolver las instituciones a las personas, es paradigma de síntesis de las ideas que bullían desde el 15M y el modelo de una ciudad verde y sostenible es una de las cuatro grandes patas sobre las que asienta la propuesta muy en la línea de las ciudades en transición. Cualquier ecologista, no excesivamente fundi (o sea, purista en sus principios), estaría cómodo con esta apuesta cuyos ejes programáticos giran en torno a la sostenibilidad, la democracia real, la justicia social, el cambio cultural, la transversalidad feminista y un nuevo modelo económico con otro concepto de trabajo y empleo.

Es cierto que en el caso de Ganemos Córdoba confluyen gentes provenientes de organizaciones de la ecología social, política (concretamente EQUO, que expresamente apoya la confluencia municipalista) y personas relevantes alineadas en las mismas coordenadas, muchas de ellas procedentes del activismo ambiental. Esta afortunada y fortuita coincidencia hace que, en la praxis, el esfuerzo programático no quedara arrinconado como ocurre en muchos casos, sino que tenga (y tiene) una fuerza inusitada y central.

La ecología política y social ha vertebrado los acuerdos para la aprobación de los presupuestos municipales de 2017, donde se incluye un paquete de enmiendas destinadas al desarrollo sostenible de la ciudad en torno a grandes ejes de movilidad, transición energética (renovables y operador propio), comercio de cercanía, turismo sostenible o reforestación; además del refuerzo de la política social y cultural de la ciudad.

Esta ha sido la apuesta de Ganemos Córdoba: una praxis de la política local, que construya un nuevo modelo de ciudad en transición hacia una etapa poscarbono y superadora de la crisis económica y social en la que estamos inmersos. Una idea, además, que va calando en la sociedad y los medios de comunicación, saliendo de los círculos tradicionalmente afines.

Así, de una manera casi inadvertida y muy poco estridente, se van consiguiendo muchos de los objetivos de sostenibilidad en nuestras ciudades, en total armonía y complementariedad con el resto de demandas de democracia participativa, transformación social, y otras que caracterizan la época post-15M. Es decir, aquellas que definen el proyecto de cambio político hegemónico en España: regeneración democrática y derechos sociales.

Este caso de “polinización política”, sin necesidad de luchas por ocupar espacios ni listas, sino de práctica cotidiana de hibridación de la ecología política con las políticas de emergencia social, el cambio cultural y de democracia radical y participativa da como resultado una experiencia novedosa e influyente en las políticas de la ciudad, convirtiendo temas marginales en propuestas concretas y debates inéditos. Esta experiencia nos puede dar una pista del papel que puede (¡y debe!) jugar el espacio verde en los diferentes espacios políticos que se irán construyendo en el cada vez más cercano horizonte electoral de 2019.

No hay futuro sin tener en cuenta la dimensión ecológica en las políticas. Los tres pilares del cambio (democracia, justicia social y sostenibilidad) pueden, y deben, ir juntos. Las etiquetas son o no son útiles. Los cambios sociales y culturales y las transformaciones urbanas sí lo son, y al menos en Córdoba el cambio, con ingredientes verdes está siendo de utilidad para mejorar la vida de las personas.

Rosa Martínez. Coportavoz de EQUO y diputada de Unidos Podemos.
Alberto de los Ríos. Miembro de Ganemos Córdoba y de EQUO.

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